5 errores comunes que están cometiendo empresas con la Ley Antifraude

errores de empresas con Ley Antifraude

La Ley Antifraude está generando un cambio profundo en la forma en que las empresas, asesorías y autónomos gestionan su facturación. Si bien muchas organizaciones ya han oído hablar de la normativa, en la práctica, aún son demasiadas las que siguen cayendo en errores que podrían costarles tiempo, dinero y tranquilidad.

No es necesario entrar en pánico. Pero sí conviene actuar con cabeza. Porque aunque existan herramientas que facilitan el cumplimiento, como cualquier aplicación gratis para autónomos y empresas que se esté adaptando a lo que exige la ley,  la responsabilidad última sigue estando en manos de cada negocio.

Este artículo no busca asustar. Al contrario. Queremos ayudarte a identificar esos errores que, por descuido, rutina o desinformación, muchas empresas están cometiendo. Y lo mejor de todo: corregirlos a tiempo todavía es posible.

1. Creer que «esto no me afecta» porque eres una empresa pequeña  

Este es, quizá, el error más común y más peligroso. Muchas pequeñas empresas y personas autónomas piensan que la Ley Antifraude está dirigida únicamente a grandes corporaciones. Nada más lejos de la realidad.

La normativa no distingue por tamaño, sino por actividad. Si emites facturas a través de un sistema informático, debes cumplir con los requisitos técnicos establecidos por Hacienda. Y eso incluye a todas las empresas, independientemente de si tienen una facturación anual de 10.000 euros o de 10 millones.

Además, el uso obligatorio de software que garantice la integridad y trazabilidad de las facturas será un requisito para cualquier entidad, sea cual sea su volumen. No estar preparado, incluso siendo una microempresa, puede suponer sanciones graves o invalidación de documentos fiscales.

¿La clave? Asume que sí te afecta, y actúa en consecuencia. Mejor ahora, que cuando ya sea tarde.

2. Pensar que basta con tener un software de facturación cualquiera  

Otra idea equivocada muy extendida es asumir que por el simple hecho de usar un programa para emitir facturas, ya se está cumpliendo con la Ley Antifraude. Pero no todos los softwares sirven.

Lo que exige la normativa es que el sistema garantice que la factura no puede ser alterada una vez emitida, que registre los eventos relevantes (como modificaciones o cancelaciones), y que, si se desea, pueda enviar la información directamente a la Agencia Tributaria mediante el sistema Verifactu.*

Esto significa que muchos programas de facturación que han funcionado durante años podrían quedar obsoletos si no se actualizan o certifican. Y peor aún: su uso podría dar lugar a sanciones si se considera que permiten manipulación de los datos.

¿Qué hacer? Consulta con tu proveedor de software si están trabajando en la adaptación a la Ley Antifraude y pide confirmación clara de que cumplirán los requisitos antes de que se haga obligatorio.

3. Ignorar el papel de la asesoría y sobrecargarla de responsabilidad  

Muchas empresas están cometiendo el error de delegar completamente la responsabilidad del cumplimiento normativo en su asesoría fiscal o contable. Y aunque los despachos pueden y deben ser aliados fundamentales en este proceso, el cumplimiento técnico empieza en tu empresa, no en la suya.

La asesoría puede ayudarte a entender el contexto, interpretar los requerimientos y encontrar soluciones compatibles. Pero no puede garantizar que el sistema que usas para emitir facturas cumpla la ley, si tú no se lo comunicas, ni se encarga de revisar cómo trabajas a diario.

Además, si utilizas herramientas que no comparten bien los datos, o si hay fallos en la generación de facturas, el problema no será de tu asesoría. Será tuyo.

¿Consejo útil? Habla con tu asesoría, pero no le cargues todo el peso. Involúcrate, pregunta, comparte tus procesos. Este es un cambio que requiere colaboración, no delegación ciega.

4. Confiar en que «todavía queda mucho tiempo»  

Es verdad que la obligatoriedad plena del uso de sistemas adaptados a la Ley Antifraude será a partir de julio de 2026 para personas usuarias. Pero no por eso deberías dejar todo para el final.

Primero, porque el plazo para que los desarrolladores de software tengan sus sistemas listos y certificados termina en julio de 2025. Es decir, las empresas proveedoras ya están trabajando en ello.

Segundo, porque cuanto más te anticipes, más fácil será integrar cambios, formar al equipo, hacer pruebas y elegir la herramienta adecuada con calma. Esperar a última hora puede llevarte a tener que adoptar soluciones apresuradas o ineficaces.

Tercero, porque muchas ayudas o subvenciones públicas que exigen cumplimiento fiscal podrían exigir (o al menos valorar positivamente) el uso de sistemas Verifactu* antes de que sea obligatorio.

¿En resumen? Planifica como si el cambio fuera mañana. Tu tranquilidad futura empieza hoy.

5. No implicar al equipo que genera las facturas  

En muchas empresas, el cumplimiento de esta ley queda en manos de la dirección o del departamento financiero. Pero, en la práctica, son las personas que generan las facturas cada día quienes más necesitan saber cómo trabajar bajo el nuevo marco.

Y aquí no hablamos solo de usar un programa nuevo. Se trata de cambiar hábitos, como evitar duplicidades, cancelar facturas de forma indebida, o modificar documentos una vez emitidos. Con la Ley Antifraude, todo esto puede tener consecuencias.

Además, si el equipo no entiende por qué hay que trabajar de forma diferente, es probable que siga aplicando viejas costumbres… aunque el software ya esté actualizado.

¿Qué hacer? Forma al equipo. Explícales con claridad (y sin jerga legal) qué está cambiando y por qué. Un proceso de adaptación sin acompañamiento humano es un error seguro.

Conclusión: cumplir no es solo una obligación, es una oportunidad  

La Ley Antifraude no llega para complicarte la vida, aunque así lo parezca. Llega para poner orden, para crear transparencia, para dar a todos una base común sobre la que trabajar.

Sí, es exigente. Pero también es una ocasión para revisar cómo estás gestionando tu negocio, cómo colaboras con tu asesoría y qué herramientas estás utilizando para asegurar que tus procesos son limpios, seguros y sostenibles en el tiempo.

Si estás usando una aplicación gratis para autónomos y empresas, asegúrate de que se está adaptando a lo que exige la ley. Si trabajas con una asesoría, abre el diálogo y no lo dejes todo en sus manos. Y si aún no has hecho nada, empieza por lo básico: reconocer que esto te afecta, y que es mejor actuar con calma… que improvisar bajo presión.

Porque el mayor error, al final, es no hacer nada.