Oportunidad de digitalización: VeriFactu como impulso para modernizar tu negocio

La transformación digital ya no es una opción, es una necesidad. En este contexto, contar con herramientas tecnológicas que respalden la gestión diaria se ha vuelto fundamental, especialmente para quienes buscan cumplir con normativas cada vez más exigentes. Una app para autónomos y empresas que incorpore soluciones como VeriFactu abre un nuevo camino hacia la modernización, sin perder de vista la transparencia ni la seguridad en los procesos.

Un contexto que exige cambios  

En los últimos años, los negocios de todos los tamaños han experimentado un cambio profundo en la manera en que gestionan su información. La digitalización dejó de ser una ventaja competitiva y se convirtió en un requisito para sobrevivir en un mercado dinámico, regulado y cada vez más digital.

La ley antifraude en España marcó un antes y un después: ahora se exige que los sistemas de facturación sean más estrictos, transparentes y estén preparados para enviar información de manera inmediata a la Agencia Tributaria. No se trata solo de cumplir con la normativa, sino de aprovechar la oportunidad para profesionalizar y modernizar la manera en la que se trabaja.

¿Qué es VeriFactu y por qué importa?  

VeriFactu es un mecanismo que surge directamente como respuesta a la normativa antifraude. Su objetivo es garantizar que las facturas generadas sean auténticas, inalterables y accesibles para la administración tributaria en tiempo real.

Esto representa un cambio de paradigma en la gestión empresarial. Antes, el control recaía principalmente en auditorías posteriores o en declaraciones periódicas. Ahora, el control es prácticamente inmediato, lo que obliga a las empresas y autónomos a contar con herramientas confiables y adaptadas a este nuevo escenario.

Lejos de ser una traba, VeriFactu puede convertirse en un aliado estratégico, ya que impulsa procesos más ordenados y una gestión más transparente.

La posición de Freeme frente a VeriFactu  

Aquí es donde entra en juego un punto clave: Freeme no es un software de contabilidad. Su función se centra en la gestión, y en ese sentido, al implementar VeriFactu deberá cumplir con la ley antifraude, al igual que otros programas de su categoría.

Esto significa que, aunque una persona usuaria tenga Freeme con VeriFactu, seguirá siendo necesario contar con un software contable para llevar los registros financieros completos y cumplir con todas las obligaciones fiscales. En otras palabras, Freeme puede ser un impulso valioso en la facturación y la gestión, pero no sustituye la contabilidad.

Esta distinción es fundamental porque evita malentendidos: Freeme es una herramienta de gestión que evoluciona para responder a un marco legal, pero no reemplaza sistemas que cumplen funciones específicas como la contabilidad formal.

Sin embargo, es cierto que Freeme ayuda a automatizar la  Contabilidad y permite el traspaso de los asientos contables al software de contabilidad que utilice la asesoría o la empresa.

El valor de la digitalización en la gestión  

Adoptar soluciones digitales no se reduce a cumplir con una normativa. Es también una oportunidad para repensar procesos, simplificar tareas y reducir riesgos de error. En un mundo donde el tiempo es un recurso escaso, tener la seguridad de que la facturación y la gestión cumplen con la legalidad permite a profesionales y negocios enfocarse en lo que realmente importa: crecer, innovar y atender a sus clientes.

Además, las herramientas digitales abren la puerta a nuevas formas de trabajar:

  • Automatización de procesos rutinarios.
  • Reducción de errores humanos.
  • Acceso remoto y seguro a la información.
  • Mayor control y trazabilidad en cada movimiento.

Estos beneficios no solo impactan en la productividad, también construyen confianza en clientes, socios y proveedores, que perciben un negocio transparente y moderno.

VeriFactu como oportunidad, no como obligación  

Cuando surgen nuevas normativas, es común que los negocios las perciban como una carga. Sin embargo, VeriFactu puede entenderse como una palanca de modernización.

El hecho de que la información tributaria se comunique en tiempo real con la administración obliga a elevar los estándares de gestión. Esto, a la larga, fortalece a los negocios, que trabajan con procesos más claros y menos propensos a problemas legales.

La clave está en ver este cambio no como un obstáculo, sino como un paso necesario hacia la digitalización. Adaptarse ahora significa estar mejor preparados para los retos futuros.

El papel humano en la digitalización  

Un aspecto importante que no debe pasarse por alto es que, aunque las herramientas tecnológicas son imprescindibles, la digitalización sigue siendo un proceso humano. No se trata de sustituir a las personas, sino de darles mejores recursos para trabajar.

Adoptar VeriFactu con Freeme, por ejemplo, no elimina la necesidad de conocimiento contable ni de asesoramiento especializado. Lo que hace es simplificar el camino, quitar peso a las tareas mecánicas y liberar tiempo para el análisis, la toma de decisiones y el crecimiento del negocio.

En última instancia, la digitalización cobra sentido cuando mejora la experiencia de quienes la utilizan.

Prepararse hoy para el futuro  

El futuro de la gestión empresarial apunta hacia una integración total entre cumplimiento normativo, transparencia y eficiencia digital. VeriFactu es apenas una pieza de este rompecabezas, pero una pieza clave.

Adoptar desde hoy soluciones que ya estén alineadas con la normativa coloca a los negocios en una posición de ventaja. No solo evitan sanciones o complicaciones, también se habitúan a un sistema más ágil y confiable.

La digitalización no es un fin en sí misma, es un medio para avanzar hacia un modelo de negocio más moderno y sostenible.

Fechas clave y la importancia de adelantarse 

La entrada en vigor de VeriFactu no es lejana. De hecho, el calendario marca dos hitos importantes: el 26 de enero para empresas y el 26 de julio para autónomos.

Aunque estas fechas parecen estar todavía a la vuelta de la esquina, lo cierto es que el 1 de enero está a menos de 100 días, y eso convierte en esencial empezar a familiarizarse cuanto antes con el nuevo sistema.

Anticiparse no solo reduce el estrés de última hora, también permite a los negocios integrar de manera ordenada los cambios, probar las herramientas y resolver dudas sin la presión de un plazo inmediato.

Prepararse hoy es la mejor garantía para llegar a tiempo y convertir esta obligación en una ventaja competitiva.

Conclusión: la digitalización como impulso de confianza  

La implementación de VeriFactu abre la puerta a un nuevo estándar de gestión. Con herramientas como Freeme, que evolucionan para integrar estos cambios, las empresas y profesionales no solo cumplen con la ley, sino que también dan un paso firme hacia la modernización.

Es cierto: Freeme con VeriFactu no sustituirá a los softwares de contabilidad, ni debe hacerlo. Pero sí representa un impulso importante para trabajar con mayor orden, seguridad y confianza en un contexto cada vez más exigente.

En definitiva, cada normativa que se implementa puede verse como una obligación… o como una oportunidad. La diferencia está en la actitud con la que se adopta. Y en este caso, la oportunidad de digitalización que trae consigo VeriFactu es clara: modernizar la gestión, ganar en confianza y proyectar un futuro más sólido para cualquier negocio.

Tu empresa aún puede cumplir a tiempo con la Ley Antifraude

La entrada en vigor de la Ley Antifraude y la obligatoriedad de usar sistemas que se adapten al nuevo modelo de facturación está cada vez más cerca. A partir de julio de 2026, todas las empresas y personas autónomas deberán facturar conforme a los criterios técnicos establecidos por la Agencia Tributaria. El mensaje puede sonar contundente, pero la buena noticia es esta: todavía estás a tiempo.

De hecho, si estás leyendo esto, ya estás un paso por delante de quienes siguen posponiendo el tema. Este no es el típico cambio burocrático que puedes dejar para el último momento. Es una transformación que te obliga a revisar herramientas, procesos y hábitos. Pero también es una oportunidad. Una invitación a poner orden, a dejar atrás las soluciones improvisadas, y a construir una base más sólida para tu negocio.

Y sí, quizás te suene técnico o lejano, pero lo primero que deberías tener claro es esto: digitaliza y certifica tus facturas. A partir de ahí, el resto empieza a encajar.

¿Qué exige exactamente la Ley Antifraude?  

La Ley 11/2021 obliga a que todo sistema informático que genere facturas asegure tres cosas fundamentales:

  1. Integridad: que las facturas no puedan ser alteradas tras su emisión.
  2. Trazabilidad: que cada acción (emisión, anulación, modificación) quede registrada.
  3. Accesibilidad: que, si se requiere, la Agencia Tributaria pueda recibir esa información en tiempo real mediante el sistema Verifactu*.

Esto no quiere decir que debas enviar tus facturas una a una a Hacienda, pero sí implica que el sistema que uses debe estar técnicamente preparado para hacerlo si decides activarlo. Y lo más importante: debe estar certificado como “software veraz” por cumplir con los requisitos del reglamento que, en breve, dejará de ser un borrador.

¿Qué tipo de software necesita tu empresa?  

Aquí es donde empiezan las dudas. Muchos negocios piensan: “yo ya tengo un programa de facturación, estoy cubierto”. Pero la realidad es que no todos los sistemas actuales cumplen con lo que exige la ley. Es más, algunos ni siquiera están en proceso de adaptarse.

Es importante entender que, aunque uses un sistema que funcione bien a nivel operativo, si no está homologado, no será válido legalmente cuando llegue la fecha límite.

Y ojo: no se trata solo de los programas contables. Cualquier sistema que emita facturas un ERP, una app de gestión, incluso herramientas de facturación online deberá cumplir la norma si se utiliza con ese fin. Esto ha confundido a muchas empresas, que creen que mientras tengan al día su contabilidad, ya están cubiertas.

La clave es esta: si generas facturas desde cualquier herramienta digital, esa herramienta debe ser conforme a la Ley Antifraude.

¿Qué pasa si no cumples?  

El incumplimiento no es simbólico. Las sanciones van desde los 50.000 € por ejercicio para quienes utilicen un software no autorizado, hasta penalizaciones más graves si se detectan prácticas que permitan la alteración de datos o doble contabilidad.

Pero más allá de las sanciones, hay otras consecuencias prácticas:

  • Tus facturas podrían no ser válidas fiscalmente.
  • Podrías ver rechazada una devolución de IVA.
  • Tus libros contables podrían considerarse incorrectos.
  • Perderías acceso a ciertos programas de ayuda o beneficios fiscales.
  • Entrarías en el radar de la Agencia Tributaria como contribuyente de riesgo.

Y todo esto puede evitarse simplemente tomando medidas ahora. No se trata de reinventar tu empresa, sino de asegurarte de que cada paso en tu proceso de facturación sea legal, seguro y verificable.

No se trata de correr, sino de empezar con calma  

Uno de los errores más comunes es pensar que cumplir con esta ley requiere cambiarlo todo de golpe. En realidad, lo más recomendable es hacer una revisión gradual:

  1. Evalúa tu sistema actual: ¿Desde dónde estás facturando? ¿Permite trazabilidad? ¿Evita modificaciones?
  2. Consulta con tu proveedor de software: Pregunta si están trabajando para cumplir con la ley. Pide fechas.
  3. Habla con tu asesoría: Ellos no solo deben saber lo que está cambiando, también necesitan adaptarse a los nuevos formatos.
  4. Crea un plan de adaptación: No necesitas migrar hoy, pero sí saber qué harás y cuándo lo harás.
  5. Forma al equipo: Si alguien en tu empresa emite facturas, debe saber cómo hacerlo de forma correcta según la nueva normativa.

Una nueva cultura de cumplimiento  

Más allá del aspecto técnico, la Ley Antifraude introduce algo más profundo: una nueva forma de relacionarse con la gestión fiscal. No se trata solo de evitar sanciones, sino de adoptar un modelo de trabajo más ordenado, más automatizado y más transparente.

Digitalizar no es solo pasar de papel a PDF. Es integrar herramientas, eliminar pasos innecesarios, dejar de depender de procesos manuales y contar con datos en tiempo real para tomar decisiones.

Certificar tus facturas tampoco es solo cumplir con Hacienda. Es asegurar que todo lo que haces está alineado con una visión profesional de tu negocio, que te da tranquilidad y confianza.

Y eso, más allá de cualquier ley, siempre será una buena decisión.

Casos reales: lo que ya está pasando  

Aunque la ley aún no es obligatoria para las empresas hasta 2026, muchas ya han empezado a moverse. No solo para evitar sanciones, sino porque han entendido que este cambio les ayuda a simplificar, detectar errores antes de que ocurran y tener una visión más clara de su actividad.

Empresas que antes dependían de varias hojas de Excel han pasado a sistemas centralizados. Asesorías que sufrían con información desordenada han comenzado a exigir herramientas compatibles. Y autónomos que vivían con miedo al cierre trimestral, ahora tienen procesos automáticos que les permiten centrarse en su trabajo, no en el papeleo.

No hay que esperar a que todo sea obligatorio para empezar a notar los beneficios.

Conclusión: aún estás a tiempo, pero el momento es ahora  

Cumplir con la Ley Antifraude no es opcional. Pero la forma en que te adaptas sí lo es. Puedes hacerlo con prisas y estrés en 2026. O puedes empezar hoy, poco a poco, tomando decisiones informadas, hablando con tu asesoría, eligiendo las herramientas adecuadas y transformando tu forma de facturar con calma.

La digitalización ya no es una tendencia: es una necesidad. Y certificar tus facturas no es una carga, sino una oportunidad para construir procesos sólidos, seguros y alineados con lo que viene.

Porque sí: tu empresa aún puede cumplir a tiempo con la Ley Antifraude. Y si lo haces bien, no solo cumplirás. Te adelantarás.